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Bicocca y Tio Fela se encuentran en el FQP Donde Xana, en Santa Catalina, para charlar un rato y disfrutar del plato estrella de la casa, calamares con patatas a la inglesa. Bicocca arranca, me llamó la atención el otro día la cola para comprar lotería horas antes del sorteo; ya que el beneficio más plausible de la lotería es la ilusión y también fantasear siendo millonario en potencia, por el mismo precio uno debería comprarla con la máxima antelación para mayor provecho. Al igual se puede decir de los viajes, tercia Tio Fela, con cuanta más antelación los planeas más tiempo los disfrutas, decidirte de un día para otro es un desperdicio. Conocí hace años a uno que siempre estaba planeando un viaje que no haría, decía que estos viajes de sillón le resultaban muy instructivos y divertidos y sin los gastos, incordios y molestias de los viajes reales. Que pena enterarme de eso ahora, cuantos viajes me podría haber ahorrado. Pensando en lo de la lotería, hay que ver el poco razonamiento que hay sobre la ley de las probabilidades. Se confunde no imposible con probable y así te dicen "a alguien le toca". Pero no deja de haber un realismo, tercia Tio Fela, nadie planea su vida contando con que le va a tocar el euromillón, ni haciendo por ello planes descabellados, lo que si sucede con los anhelos, que con harta frecuencia devienen en expectativas delirantes. El otro día, ante mis reservas a lo que me decía, Lafistifor me contestó que no había que perder la ilusión y que nada es imposible; imposible eso no será, le dije, aunque es más fácil la primitiva a lo que esperas. El anhelo es una quimera, replica Bicocca, nunca se realiza, lo que busca es producirse chutes químicos en el cerebro a base de sobreexcitaciones y sufrimientos y por tanto cuanto más irrealizable lo sea, mejor; distinto es el deseo, una sal de la vida, que de manera práctica y realista persigue su realización. Totalmente de acuerdo, prosigue Tio Fela, si se sabe escoger como desear y establecer las expectativas; uno, una vez me confesó su abdicación "lo que hay que hacer para ganarse los garbanzos"; fácil resulta que los deseos te conviertan en su siervo y te vuelvan un pelele. Nada peor hay que mirarse al espejo y verse un rufián... aunque la vanidad te quiera cerrar los ojos. Por cierto, el otro día aprendí la 7ª ley de la propaganda: hacer creer al cero a la izquierda que está a la derecha.
Ocurrencias de Bicocca en http://bit.ly/antroom
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